EL MUCHACHO QUE PERDIÓ EL BILLETE
Sergio
– llamó el papá, que estaba ocupado martillando en su pequeño taller-, ven
aquí, por favor.
-Sí, papá –murmuró una voz soñolienta desde le
interior de la casa.
-Ven. Quiero que me ayudes un poco.
-No tengo de salir –dijo la voz.
-Mejor será que vengas pronto, hijo. No estoy
dispuesto a quedarme esperándote.
Sergio pensó que era hora de moverse, y comenzó a
salir del comedor.
-¿Qué quieres que haga? –preguntó.
-¿Qué quiero que hagas? –dijo el papá -. Bueno, hay un
montón de cosas para hacer. Estoy por construir un nuevo gallinero en el fondo
del jardín, y quiero que me ayudes a acarrear la madera.
-¡Uf! –rezongó Sergio-, yo iba a jugar...
-Éste será un lindo juego – respondió el papá-. Ven,
vamos, comienza a trabajar. Aquí está la madera, y tú sabes donde tienes que
llevarla.
-¿Dónde tengo que llevarla? –preguntó Sergio,
tratando de pensar en cualquier excusa con tal de retrasar el trabajo lo más
posible.
-Allá al fondo del jardín.
-¿Qué maderas quieres que lleve?
-Esta madera –dijo el papá, algo más nervioso.
-Pero no puedo llevar todo eso.
-Claro que puedes. Apúrate, vamos. Estaré de vuelta
con las herramientas antes que tú termines.
Sergio se movió lentamente hacia la pila de maderas.
-¡Uf, papá! –exclamó-, es demasiado pesada.
-¡Demasiado pesada! ¿Para un muchacho grande como tú?
Sergio lo intentó nuevamente y la dejó resbalar de
sus manos hasta que cayó con estrépito.
-No hay caso –dijo-, no puedo hacerlo.
-Ahora, mira un poco –señaló el papá, pensando en una
idea brillante-, ¿cuánto demorarás en llevar esa madera hasta el fondo del
jardín si te diera un billete de éstos?
Y al decirlo dejó ver un billete nuevecito en el
bolsillo de su pantalón.
-¿Uno de ésos? –preguntó Sergio, olvidando de pronto
todo lo que estaba haciendo-. ¿En serio me darás dinero por hacer el trabajo?
-No yo no prometí eso –replicó el papá- sólo me
preguntaba cuánto demorarás en llevar esto hasta le fondo del jardín si yo te
diera un billete.
-Mmmm... no sé –vaciló Sergio muy interesado pero no
muy seguro de adónde quería llegar el papá.
-¿Te gustaría recibir un billete por hacer el
trabajo? Preguntó el padre alegremente.
-¡Sí, claro que sí! Asintió Sergio.
-Bueno –dijo el papá-, antes de hacer el trato,
déjame ver cuán rápidamente podrías llevar todo si yo te diera el dinero.
-Muy bien –respondió Sergio, tomando la tabla que más
arriba y corriendo por el jardín con la mayor rapidez que le permitían sus
piernas. En menos de dos minutos estaba de vuelta en la pila.
-¿Fui suficientemente rápido? –preguntó.
-Sí, estuvo muy bien –dijo el papá-. De manera que no
eran tan pesadas, después de todo. Ahora puedes ir a casa.
-¡A casa! –exclamó Sergio-. ¿Para qué? Hay que llevar
toda esa madera hasta el fondo del jardín.
-Si, ya sé –dijo el papá-. Es cierto. Yo la llevaré.
-Pero no quiero llevarla –replicó Sergio-. Quiero
ganarme el dinero que dijiste que me ibas a dar.
-Estoy seguro de que es así –añadió le papá-, pero es
demasiado tarde para pensar en ello.
-¿Demasiado tarde? –exclamó Sergio-. ¿Por qué? Si hay
suficiente tiempo antes de que oscurezca.
-Oh, no lo decía por eso –dijo el papá algo triste-.
Quiero decir que si lo hubieras hecho por mí desde el principio, sin todas esas
quejas y rezongos, gustosamente te hubiera dado el billete que te mostré , y
aun más, por ayudarme. Pero si mi hijo no va a trabajar por mí sólo por amor,
ciertamente no tengo interés en que lo haga por dinero. Prefiero yo mismo..
hubo un silencio incómodo, Sergio volvió a la casa muy pensativo.
A la mañana siguiente, temprano, mientras el papá se
estaba afeitando en el baño, un ruido en el patio de atrás hizo que mirara por
la ventana. En el fondo del jardín vio una extraña pila de leña cortada para la
estufa. A mitad de camino, por el sendero, venía Sergio con el rostro radiante
al pensar en la gran sorpresa que iba a dar a su papá.
El papá entendió en un instante. Inmediatamente bajó las
escaleras, todavía con la cara cubierta de espuma de jabón. Un instante más y
estaba otra vez en el baño, completando su interrumpida afeitada. Pero había
tenido el tiempo necesario para poner algo debajo de la taza de Sergio en la
mesa del desayuno. Era el billete que había sido perdido y recuperado.
Vocabulario
Encuentra estas palabras en la lectura, subráyalas y aprende
sus significados.
Rezongar : Hablar
como quejándose o protestando.
Excusa : Lo
que se dice para que nos disculpen por algo.
Pila : Montón
de cosas puestas unas sobre otras.
Estrépito : Ruido
muy fuerte.
Entrever : Ver
a medias o un poco de alguna cosa.
Estufa : Aparato
que se usa para calentar espacios cerrados.
Sendero : Camino
estrecho y de tierra.
Compresión
de Lectura
Después
de leer atentamente, responde estas preguntas en tu cuaderno.
·
¿Qué hizo Sergio cuando su
papá le pidió que cargara unas tablas?
·
¿Cuál fue la idea que se le ocurrió al papá para que Sergio cargara una
tabla?
·
¿Qué hizo Sergio cuando creyó
que su papá le iba a dar un billete?
·
¿Qué le dijo el papá a Sergio cuando éste le manifestó que podía llevar
las tablas?
·
¿Qué sucedió a la mañana
siguiente?
·
¿Qué puso el papá debajo de la
taza de desayuno de Sergio?
Comentario y Opinión
·
¿Por que crees que Sergio a la
mañana siguiente cortó leña para la estufa?
·
¿Crees que Sergio aprendió
alguna lección? ¿Cuál fue?
·
¿Ayudas a tus padres sin
renegar? ¿Merecen que los ayudes? ¿Por qué?
·
¿Qué sentirán tus padres
cuando te niegas a apoyarlos?