El mandado
–Quiero que vayan a la tienda –dijo la señora coneja a sus conejitas, y les hizo una lista. Puso dinero en un monedero y dio una canasta a cada una.
–No se demoren.
–No demoraremos.
–Contestaron ellas, y salieron.
Primero pidieron la bolsa de azúcar. Luego: –Seis melones, por favor, –dijo una conejita.
–Y un limón –añadió la segunda. El tendero les dio lo que pedían, y ellas marcharon colina arriba con las canastas llenas.
Al llegar a casa su madre les dijo:
–Haré limonada con el azúcar y los limones. Luego comeremos un poco de melón.
Pero cuando miró las canastas, exclamó:
– ¡ Conejitas , se equivocaron! Quería seis LIMONES y un MELÓN.
Las conejitas mira ron la lista.
–¡Oh! ¡nos confundimos! –dijo una.
–Por eso pesaban tanto las canastas–. Todas se rieron.
–Bueno, no habrá limonada –dijo la señora coneja–, pero ¡comeremos melón toda la semana!
Preguntas:
1. ¿Quién envió a la tienda a las conejitas?
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2. ¿Por qué pesaban tanto las canastas?
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3. ¿Qué equivocación cometieron las conejitas?
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4. ¿Cómo solucionó la mamá el problema?
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