El trio misionero
A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen. Romanos 1:16 NVI
¡Hola! Me llamo Billy. Mis padres me pusieron ese nombre porque el misionero que les habló de Cristo se llama Billy. Es muy bueno y todos lo queremos. Yo le digo «tío Billy». El tío Billy tiene un hijo más o menos de mi edad. Él también se llama Billy. La gente nos dice «el trío Billy». Lo de «trío» es porque somos tres.
Un día el tío Billy me invitó para que lo acompañara a visitar los pueblos adonde él llevaba el evangelio. Su hijo también iría con nosotros. ¡Imagínate qué feliz me sentí! En la clase bíblica en la iglesia estamos estudiando del apóstol Pablo y sus viajes misioneros. Él nunca viajaba solo. En uno de sus viajes lo acompañaron Silas y Timoteo, y también el doctor Lucas. ¿Sabías que Lucas, que escribió el libro de Hechos, era médico? ¡Qué bueno que Pablo tuvo un compañero de viaje que podía atenderlo si se enfermaba!
EL VIAJE MISIONERO
Muchos de sus viajes el apóstol Pablo los hizo en barco; pero también tuvo que viajar por tierra. Tal vez algunas veces viajó a caballo.
El viaje que hicimos con el tío Billy fue por las montañas. Primero viajamos en auto; pero cuando ya no había carretera alguien nos prestó un caballo y un burro. El tío Billy montó el caballo y mi amigo Billy y yo montamos el burro.
¡Qué emocionante era cabalgar! Las sendas eran angostas y a veces pasábamos por grandes precipicios. Para Billy y yo el viaje era una gran aventura. Íbamos de pueblo en pueblo predicando la Palabra de Dios. El tío Billy daba las enseñan zas y Billy y yo cantábamos los coros que habíamos aprendido en la clase bíblica y en los cultos de la iglesia.
SE PIERDE EL BURRO
Una mañana descubrimos que habíamos perdido al burro. Lo buscamos por todas partes pero no lo encontramos. –¿Qué será del burro? –preguntábamos Billy y yo. –No se preocupen –decía el tío Billy–. Creo que el burro se ha cansado de viajar con nosotros y ha regresado a su casa. –¿Cómo va a volver a su casa? –le dije al tío Billy–. Estamos lejos de allí y el burro no conoce el camino. –Ya verás cuando volvamos al lugar –me dijo el tío Billy–. Los burros conocen su casa. Eso es bíblico. El tío Billy siempre dice: «es bíblico». Eso quiere decir que está en la Biblia. Es verdad que en la Biblia habla de los burros. Búscalo en Isaías 1:3 y verás. «El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo.»
Cuando volvimos al pueblo donde nos habían prestado el caballo y el burro, ¡allí estaba el burrito!
DÍAS DE LLUVIA Y DE SOL
Al quedarnos sin el burro tuvimos que cabalgar los tres en el caballo. Te digo que íbamos bien apretados. A veces llovía y otras veces soleaba. Un rato nos mojábamos y otro rato el sol secaba nuestra ropa. Nuestros zapatos se llenaron de barro.
–Esta es la vida de un misionero –decía el tío Billy con una sonrisa–. ¿Les gusta?
–Sí, sí –contestábamos a una voz Billy y yo.
DE REGRESO A CASA
Los días pasaron rápidamente. Después de dos semanas estuvimos de regreso a casa. Pasé varios días contándoles a mis hermanos todas las aventuras. Muchas personas habían entregado su vida a Cristo.
–Pronto vamos a hacer otro viaje –les anuncié a mis hermanos–. ¡Es lindo llevar el evangelio a los pueblos!
¿QUÉ ES UN MISIONERO?
Tal vez te preguntas qué significa ser «misionero». El misionero es una persona que ha sido enviada con un mensaje. ¿Quién nos envía? Jesús. ¿Cuál es el mensaje? El evangelio del amor de Dios. Todos los que predican el amor de Dios son misioneros. Tú también puedes ser misionero y llevar a tus amiguitos el mensaje del amor de Dios.
El apóstol Pablo es el misionero más conocido y amado. Él llevó el evangelio a muchísimos lugares donde nunca habían oído de Cristo y su amor. En una de sus cartas escribió que no se avergonzaba del evangelio.
¿Quisieras tú también ser un mensajero de Cristo y llevar el evangelio a los que no conocen su amor?