Cuento / Relato: El chisme de Marcia

El chisme de Marcia


Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,  oh Jehová, roca mía, y redentor mío. Salmo 19:14

El autobús iba por el camino del bosque y los campos. Las niñas del quinto grado estaban de paseo.  
Algunas conversaban; otras cantaban. Sería un día alegre y divertido. Marcia miró al otro lado del  
pasillo, donde estaban sentadas Jenny y Susana, conversando y riendo. Marcia y Jenny habían sido mejores amigas por dos años.  
Luego Susana llegó a la escuela y Jenny quería ser amiga de ella también. Eso le disgustó a Marcia. 
Pronto el autobús llegó al campo de recreo. Las niñas jugaron voleibol, se bañaron en  el río, y se alistaron para almorzar. 

LA MENTIRA DE MARCIA 

En ese momento la profesora tocó la campana y anunció  que faltaba el almuerzo de Jenny y también su reloj. De repente Marcia tuvo una idea. Antes de pensarlo, dijo en  voz baja a una amiga: 
–Alida, yo sé quién se robó el almuerzo de Jenny. Fue Su sana Olmo. Yo la vi detrás del árbol cuando nos bañábamos  en el río. 

CORRE EL CHISME 

Alida se sorprendió; pero fue a contarle a Carola lo que  Marcia acababa de decirle. 
Como María estaba cerca de allí, le contó lo mismo que le  había dicho a Alida; pero añadió algo más. Dijo que el papá  de Susana había estado en la cárcel. 
Después del almuerzo, durante los juegos, Marcia se sentó  junto a una niña con quien no había conversado antes. Pasó  un rato tan divertido que se olvidó de las cosas crueles que  había dicho, hasta que Berta le dijo: 
–¿Ves aquella chica con la blusa roja? Su papá estuvo en  la cárcel. Hoy ella se robó el reloj de Jenny. 
–No lo creo –dijo Marcia. 
–Es verdad –dijo Berta–. Alguien la vio. Juana se lo dijo a la  profesora. 
Marcia se asustó al oír esto. No había pensado que el cuento iba a dar tantas vueltas. Su corazón empezó a latir con fuerza. De repente, la profesora se acercó y le preguntó: 
–Me dicen que viste a Susana con el reloj de Jenny. ¿Es verdad? 

MARCIA Y LA VERDAD 

El corazón de Marcia latió con más fuerza. ¡No podía seguir mintiendo! 
–No, profesora –respondió–.  Lo siento mucho. Dije las mentiras porque quería que Jenny fuera sólo amiga mía. Muy triste, la profesora dijo: 
–Me alegra que ahora hayas dicho la verdad; pero siento  mucho que hayas comenzado un chisme tan feo. 

EL EJEMPLO DE LAS PLUMAS 

–¿Qué puedo hacer para que todo se arregle? –preguntó  Marcia. 
La profesora no dijo nada pero recogió unas plumas de  aves. Se las dio a Marcia y le dijo que las tirara. Marcia no comprendió por qué debía tirar las plumas; pero  lo hizo. El viento se las llevó en todas direcciones. –Marcia, ahora recoge las plumas –le ordenó la profesora. –Profesora, eso es imposible –dijo Marcia, casi llorando. –Sí, es verdad. También es imposible recoger el chisme que  comenzó hoy. Nunca podrás borrar la angustia y la vergüenza  que le has causado a Susana. 
¡Qué tristeza sintió Marcia! Muy avergonzada decidió que  nunca más volvería a decir chismes. 

CUIDA LO QUE DICES 

En el Salmo 19 el rey David pidió a Dios que sus palabras  y sus pensamientos fueran aceptables ante Él. Cuida lo que  piensas y lo que dices, y nunca mientas de alguien. Un chis me puede destruir la buena reputación de una persona. 
La Biblia dice que dejemos la mentira y que hablemos a  nuestro prójimo con la verdad. Cuida lo que dices, y ¡nunca  divulgues un chisme!

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