Cuento / Relato / Historia de: Un vaso de agua

 Un vaso de agua

Jesús dijo: «Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa.» Mateo 10:42 nvi

Nelly era una niña pobre pero muy cariñosa. Ella había oído hablar del versículo bíblico acerca  del «vaso de agua fresca». Jesús prometió que si damos siquiera un vaso de agua fresca a uno de sus  
discípulos, no perderemos una recompensa. 
Muchas veces Nelly pensaba en esa promesa; pero le parecía que era tan pobre que no tenía siquiera un vaso de agua para ofrecerle a alguien. 

UNA CASA SENCILLA 

La casita en que vivía Nelly era muy sencilla. El piso era de tierra y no había agua potable ni tampoco servicios higiénicos. Nelly y sus hermanos iban a un pozo para sacar agua, que llevaban en baldes a su casa. Muchas veces su padre hablaba de que quería mejorar la casa; pero trabajaba largas horas para mantener a su familia y no le alcanzaba el tiempo ni el dinero para hacer mejoras en la casita. 

AGUA PARA UN NIÑO 

Un día, cuando Nelly volvía a su casa cargando un balde  de agua, se encontró con una mujer que tenía un niño que  le pedía agua. 
–Señora, si quiere puedo darle agua a su hijo –dijo la  cariñosa Nelly y bajó el balde que llevaba. 
–Gracias, niña –dijo la mujer–. ¡Que Dios te lo pague! Nelly tomó la taza que colgaba del balde y le dio agua al  niño. Él tenía tanta sed que pidió más agua. 
–Señora, quisiera que usted ayude a alguien que necesita ayuda –le dijo Nelly al despedirse. 

UNA CADENA DE AYUDA  

Más tarde, esa mujer ayudó a otra mujer. Y le dijo las  mismas palabras que Nelly le había dicho. Esa mujer prestó ayuda a un vecino y le dijo más o menos lo mismo.  
Ese vecino ayudó a otra persona, y esa persona ayudó a  otra. Así se formó una cadena de bondad. 
Llegó el día en que el dueño de la casita en que vivía  Nelly recibió ayuda. La persona que lo ayudó, le dijo: –No me pague. Sólo quisiera que usted ayude a alguna  persona que necesite ayuda. 
Adivina dónde fue a terminar esa cadena de ayuda. ¡En la casita donde vivía Nelly!  

 LA CADENA VUELVE A NELLY  

Una tarde el dueño de la casa fue a hablar con el padre de  Nelly. Le dijo que había recibido ayuda y que la persona le  había dicho que ayude a otra persona. 
–Esta casa es muy pequeña para su familia –dijo el dueño  de la casa–. Y no tiene agua ni servicios higiénicos. He visto  que sus hijos tienen que traer agua del pozo.  
El padre de Nelly asintió. En verdad la casa era muy pequeña para su familia. 
–Les voy a hacer otra casa –dijo el hombre. 

UNA CASA NUEVA 

Así fue que Nelly y su familia recibieron una casa nueva.  La niña que creía que no tenía nada para ayudar a alguien,  inició una gran cadena de buenas obras. Su pequeño acto  de amor resultó en una linda casa para ella y su familia. 

TÚ TAMBIÉN AYUDA 

¡Qué grandes sorpresas puede traer «un vaso de agua»!  La próxima vez que ayudes a alguien, diles como Nelly:  «Quisiera que tú también ayudes a alguien.» 
El mundo sería mucho mejor si todos fueran bondadosos.  Tú puedes mejorar tú mundo. Comienza una cadena de  bondad, aunque sea con algo tan sencillo como un vaso de  agua fresca. 

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