Cuento / Relato / Historia de: Un verdadero amigo

 Un verdadero amigo

En todo tiempo ama el amigo. Hay amigos más fieles que un hermano.  Proverbios 17:17; 18:24, NVI 

Santiago era nuevo en el barrio.  Hacía poco que se había mudado allí con sus padres, dejando atrás todos sus amigos. ¡Qué difícil le  parecía acostumbrarse en un nuevo ambiente! Su papá recibió un nuevo trabajo y por eso tuvieron que mudarse. 

NO TENÍA NADA QUE HACER 

Era sábado y no había clases en la escuela. Su hermana Rosa ya había conseguido amigas y estaba jugando con ellas. Santiago no tenía nada que hacer así que decidió salir a caminar. Al menos podía aprender los nombres de las calles. 
Iba caminando con las manos en los bolsillos, silbando para no mostrar lo triste que estaba. Miraba con ansias a los niños que jugaban felices. Llegó al parque y allí unos muchachos jugaban un partido de fútbol. Se recostó contra un árbol para mirar. Tenía que pestañear constantemente para no dejar caer las  lágrimas. ¡Cómo echaba de menos a sus amigos! 

¿QUIERES JUGAR? 

Cerró los ojos para olvidarse del partido que los muchachos  jugaban y se asustó un poco cuando sintió que alguien le dio  unas palmadas en el hombro. 
–Eh, muchacho, ¿eres nuevo por aquí? 
–Sí, recién nos hemos mudado. 
–¿Quisieras jugar con nosotros? 
–Claro, ¡me encantaría! 
–Pues, juega en vez de mí. 
–Gracias, gracias. 
Santiago dejó de pestañear. Se olvidó de las lágrimas y con  una sonrisa se metió con todo ánimo a patear la pelota. 

UN NUEVO AMIGO 

Terminado el partido Santiago se acercó al muchacho que  le había ofrecido que jugara en vez de él. 
–¿Dónde vives? –le preguntó el muchacho. 
–Allá en esa casa verde –contestó Santiago, indicando con  el dedo–. Es el número 246. 
–Si quieres te acompaño a tu casa.  
Tú puedes llevar la pelota. Te la puedo prestar hasta el lunes porque no juego fútbol los domingos. 
Muy alegre Santiago aceptó la oferta. ¡Qué bueno era tener otra vez  un amigo! 

JULIO ERA DIFERENTE 

Al acostarse esa noche Santiago pensó en su nuevo amigo. Se llamaba Julio y era diferente a los demás.  ¡Prestar a alguien desconocido su pelota! Santiago no lo comprendía. Desde ese día llegaron a ser bue 
nos amigos. Julio era siempre muy amable. 
–¿Por qué me diste tu lugar en el partido de fútbol? –le preguntó Santiago–. ¿Por qué te hiciste mi amigo? 
–No te había visto antes y se notaba que estabas triste. Entonces Julio le contó a su nuevo amigo que siempre  trataba de portarse como lo haría Jesús si fuera él. –¡Ah, eres evangélico! 
–Sí. Te invito a que me acompañes a la iglesia. –Lo voy a pensar –dijo Santiago. 

EL MEJOR AMIGO 

Esa noche, Santiago nuevamente estuvo pensativo.  Nunca había asistido a una iglesia evangélica; pero decidió  que valía la pena ir si allí la gente era tan amable como  Julio. 
Con el tiempo Santiago tuvo muchos nuevos amigos, y  lo mejor de todo es que conoció al Mejor Amigo, el Señor  Jesús. 
Por ser un verdadero amigo para Santiago, Julio tuvo la  gran dicha de guiarlo a conocer a Cristo. 

SÉ UN BUEN AMIGO 

¿Eres un buen amigo? ¿Quieren otros seguir a Cristo  porque ven tu buen ejemplo?  
Fíjate en la escuela o en tu vecindario si hay niños que  andan solos, y que tal vez estén tristes como Santiago. Sé un buen amigo y muéstrales así el amor de Cristo. 

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