TOMÁS,
EL DESCUIDADO
¡Mira tus zapatos, Tomás!
–dijo la mamá, enojada-. Otra vez has estado jugando fútbol en el barro. No es
posible que vayas a la escuela después del almuerzo con esos zapatos. ¡Y mira
tu ropa, llena de barro!
-Perdóname –dijo Tomás tratando de mostrarse
arrepentido.
-Eso no resuelve mucho – intervino su hermana Susy –
dijo la mamá-. Creo que me pasé la mayor parte de la mañana recogiendo las
cosas que dejaste tiradas. Nunca he visto a dos niños tan descuidados en toda
mi vida.
-¿Está listo el almuerzo? –preguntó Tomás, para
cambiar hábilmente la conversación.
-¡Lo único que faltaba! –dijo la mamá-. Quieren el
almuerzo a tiempo, pero nunca piensan en lo mucho que me hacen trabajar por ser
tan descuidados.
Por supuesto, el almuerzo estaba listo, como siempre,
y Susy y Tomás se sentaron a comer mientras la mamá hacía lo mejor que podía
para limpiar la ropa de Tomás. Y debía apurarse para que el chico no llegara
tarde a la escuela.
Terminaron el almuerzo, y Tomás salió con el estómago
lleno y la cabeza vacía, habiendo olvidado prácticamente todo lo que la mamá le
había dicho. Pero pronto iba a aprender una lección que nunca habría de
olvidar. Pasó exactamente al día siguiente.
¡ Riiip!
Tomás se estaba deslizando por la rama de un árbol en
el parque, cuando de pronto se dio cuenta de que se había enganchado en algo.
Pero no podía detenerse, de manera de que no pudo hacer otra cosa que dejar un
pedazo de sus pantalones en el árbol. Le quedó rotura horrible, y corrió a casa
tan rápido como pudo, mientras trataba de mantener los pedazos juntos con una
mano. Todo el camino iba pensando en lo que le iba a pasar cuando llegara a su
hogar. Pero estaba equivocado.
-¡Susy! –gritó Tomás-, mira lo que le pasó a mi
pantalón! ¿Dónde está mamá?
-¡Shhh! –dijo Susy haciendo un gesto con la mano-.
Mamá está en la cama. Se despertó mal esta mañana, y hubo que llamar al médico.
Él dijo que tendrá que quedar en cama por dos o tres semanas, por lo menos.
-¡Uf! –expresó Tomás-, ¿qué vamos a hacer?
-Arreglarnos lo mejor que podamos.
-Pero, ¿y mis pantalones? Debo tenerlos arreglados
antes de ir la escuela. Voy arriba a buscar a mamá.
-No, no vas a ir –señaló Susy-.
El médico dijo que nadie debe molestarla.
-¡Pero alguien me tiene que arreglar los pantalones
-añadió Tomás, ofuscado.
-Bueno, pero mamá no puede. Supongo que yo tendré que
ayudarte.
De pronto Susy se dio cuenta de toda la
responsabilidad que había caído sobre ella. Juntos se las arreglaron para que
pudiera quedar algo parecido a un remedio sobre el agujero del pantalón. Luego
tuvieron que preparar el almuerzo... su propio almuerzo. No estaba nada listo,
nada cocinado y había muy poco en la alacena.
Todo esto era una experiencia nueva para ambos.
Juntos comieron su escaso almuerzo. Luego, tuvieron que lavar los platos, que
incluía los del desayuno también, y había que hacer una nota para la maestra de
Susy, porque la niña tendría que quedarse con la mamá. ¡Y cuantas cosas había
que hacer en casa!
-Ven temprano para ayudarme, ¿quieres, Tomás? –rogó
Susy mientras su hermano salía para la escuela.
Tomás nunca había regresado tan temprano de la
escuela como esa tarde, aunque le dolía no poder jugar fútbol con sus amigos.
-¿Cómo está mamá? –preguntó al entrar.
-Oh, igual –dijo Susy.
-Bueno, ¿qué quieres que haga?
-Tomás, yo nunca imaginé que había tantas cosas que
hacer. He estado corriendo casi desde que te fuiste, y todavía parece como si
no hubiese hecho nada.
Susy estaba llorando.
-No llores, Susy –la consoló Tomás.
-Está bien, pero desearía que mamá se restableciera
pronto.
-Sí, ya mejorará –sentenció Tomás-. Ahora, ¿qué puedo
hacer para ayudar?
A medida de que pasaban los días. Tomás comenzó a
revelar la parte más hermosa de su carácter. Todo su descuido quedó atrás,
porque no había nadie que lo sacara de las dificultades, excepto Susy, y ella
necesitaba muchísima ayuda. La misma Susy aprendió que no podía esperar que
ningún otro la ayudara y corriera detrás de ella, porque si dejaba algo tirado,
ella era la única que podía ponerlo en su lugar. No hubo más quejas por el
almuerzo porque, bueno, era su propio almuerzo. Si no estaba bien cocido, ellos
eran los únicos culpables.
Por fin llegó el día que la mamá pudo bajar otra vez
de su habitación. ¡Cuán felices estaban los niños!
No sólo porque la mamá estaba bien, sino... porque
había alguien sobre quien poner la carga de todo.
En cuanto a la mamá, quedó muy complacida por todo lo
que ellos habían hecho y tuvo muchos elogios por la forma como se habían
desenvuelto mientras ella estuvo enferma. Pero, más que todo, quedó sorprendida
por el cambio de Tomás.
-¿Qué le ha pasado a mi descuidado Tomás? –dijo al
verlo barriendo el camino del jardín, lavando los platos, ¡y hasta pelando
papas!
-Estoy segura –añadió- de que éste no es el mismo
muchacho que yo tenía. Se ha ido. El viejo Tomás ha desaparecido. Tendré que
llamar a éste, “Tomás, el cuidadoso”.
Vocabulario
Encuentra
estas palabras en la lectura, subráyalas y aprende sus significados.
Descuidado : Que no pone cuidado o no cumple con sus obligaciones.
Ofuscado : Que no está tranquilo, sino preocupado o inquieto.
Alacena : Especie de armario hecho en le hueco de una pared, y
en el que se guardan alimentos
Complacido(a) : Que esta contento o satisfecho porque se ha realizado
algo que deseaba.
Restablecer : Recuperar la condición que se tenía, como la salud.
Comprensión de lectura
Después de leer atentamente, responde estas
preguntas en tu cuaderno.
·
¿Por qué la mamá se enojaba
constantemente con Tomás y Susy?
·
¿Qué sucedió a Tomás en el
parque?
·
¿Qué informó Susy a Tomás
cuando preguntó por su mamá?
·
¿Para qué Tomás buscaba
insistentemente a su mamá?
·
¿Qué tareas tuvieron que hacer
Tomás y Susy en la casa?
·
¿Por qué Tomás encontró a Susy
llorando?
·
¿De qué modo Tomás empezó a
revelar lo más hermoso de su carácter?
·
¿Qué alegró tanto a la mamá?
Opinión Personal
·
¿Qué lección crees que
aprendieron Tomás y Susy?
·
¿Te pareces en algo a Tomás?
¿En qué? (Responde con la verdad)
Para Explicar
·
¿Por qué la mayoría de los
niños se parecen la primer Tomás?
·
¿Por qué los niños deben ser
como el segundo Tomás?