Cuento / Relato de: La semilla que abrió la tumba

La semilla que abrió la tumba

«¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive? No está aquí;  ¡ha resucitado!» Lucas 24:5,6 NVI 

Hace más de cien años había una condesa que no creía en Dios. No creía en la vida después de la muerte. Tampoco creía en la resurrección. Antes de su muerte ella dejó instrucciones acerca de su entierro y su tumba. Después de enterrarla debían cerrar la tumba con grandes piedras. Esas  
piedras las unirían con barras  y ganchos de hierro. Una placa de granito cubriría todo. 
Murió la condesa y siguieron sus instrucciones al pie de la letra. Cerraron su tumba con piedras, las unieron con barras y ganchos de hierro, y cubrieron todo con una placa de granito. En la placa pusieron la siguiente inscripción: ESTA TUMBA JAMÁS SE ABRIRÁ. 

ESTÁ SELLADA PARA SIEMPRE. 

¿Qué piensas? ¿Crees que la tumba sigue sellada? No, ¡esa tumba está abierta! Una semillita germinó debajo de las piedras y la  placa de granito. Poco a poco su tallo delicado se  abrió paso entre las piedras y el granito y salió a  la luz. Las barras de hierro se soltaron y las piedras se desprendieron. Hoy, un frondoso árbol mantiene abierta esa  tumba. La gente que pasa por allí mira con sor presa la placa que dice que esa tumba jamás se  abrirá.  
Una semillita hizo lo que la condesa pensaba  que era imposible: ¡abrió la tumba! 
La tumba vacía La tumba vacía Hubo otra tumba que sellaron con una gran piedra y que se abrió. Fue la tumba de Jesús. Cuando Él murió y fue sepultado, rodaron una gran piedra a la entrada de la tumba y  
pusieron soldados para vigilar- la. ¡Imagínate! ¡Soldados que vigilaban a un muerto! Los soldados debían vigilar  que nadie robara el cuerpo de  Jesús. Los enemigos de Jesús  sabían que Él había dicho que  resucitaría. Por eso pusieron  soldados a cuidar el sepulcro. Pero nadie podía impedir que Dios abriera la tumba. Hubo un  gran terremoto; un ángel del  Señor bajó del cielo y removió  la piedra. ¡Jesús resucitó! ¡La  tumba está vacía! 

UNA SEMILLA DE AMOR 

Tú puedes ser como la semilla que abrió la tumba de la condesa. Hay muchas personas con corazón duro. No creen en Dios; no creen en Jesús.  Con mucho amor puedes hablarles del Señor y lo  que Él ha hecho por ti. La semilla de las palabras  que siembres germinará. Será una semilla de  
amor con un poderoso mensaje de salvación.  

ENTREGA TU VIDA A CRISTO 

Si aún no has entregado tu vida a Cristo, hazlo  ahora. Jesús vive y quiere vivir en tu corazón.  Recibe a Jesús como tu Señor y Salvador. No hay  nada mejor que servir a Cristo. 

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