Cuento / Relato de: Nancy y su alcancía

 Nancy y su alcancía

El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece. Proverbios 13:11 NVI 

Manuel, Perico, Pocha, Ester, Felicia, Nancy, Carlos, Paco y Patricia eran hermanos. ¡Nueve felices niños! Ahora bien, Manuel y Perico ya no se consideraban niños, pues estudiaban en la escuela secundaria; pero al tratarse de algún juego divertido, ¡allí estaban ellos también! Cada sábado por la tarde se reunían para realizar la «Hora de la Familia».

Cantaban, conversaban y jugaban; en fin, hacían cualquier cosa divertida para todos. Paco y Patricia eran muy pequeños para comprender bien los juegos, pero se gozaban al estar juntos con todos sus hermanos.

LA BILLETERA DE PAPÁ

Lo más emocionante, era cuando Papá sacaba su billetera del bolsillo y les repartía monedas a cada uno. Manuel y Perico recibían un poco más que los otros hermanos, ya que eran los mayores. ¡Ah, se me olvidó decir que son gemelos!

Apenas recibía sus monedas, Pocha iba corriendo a la tienda de don Eusebio y gastaba casi todo el dinero en goma de mascar. Compraba varios chicles de globo y los metía todos a la boca de una vez; luego los hacía durar toda la semana para hacer globos.

Ester y Felicia gastaban su dinero en revistas con historie tas. Carlos, el más travieso de todos los hermanos, siempre compraba caramelos y chocolates. Ya tenía sus dientes picados por comer tantos dulces.

UN CHANCHITO GORDO

Nancy era la más cariñosa de los hermanos y la gente decía que tenía un corazón de oro. Era también la única que sabía ahorrar.

Cuando Nancy recibía sus monedas las ponía en su chan chito, que cada semana se ponía más gordo. Su plan era ahorrar suficiente dinero para comprarse una linda muñeca.

Sus hermanos se burlaban de ella y el chanchito. Pero Nancy no les hacía caso. Ella se sentía feliz al ahorrar su dinero.

MUERTE DEL CHANCHITO

Cuando llegó el tiempo de Navidad, Nancy «mató» a su chanchito. Ya estaba tan gordo que parecía que iba a reventar. Las monedas y los billetes rodaron por el suelo y le llevó un buen rato contar todo el dinero que había ahorrado.

Lo primero que hizo Nancy fue apartar el diezmo. Dios nos enseña en su Palabra, la Santa Biblia, que apartemos diez por ciento de nuestros ingresos para su obra. Nancy pidió a su mamá que le ayudara a calcular cuánto era el diezmo. Lo puso en un sobre que luego llevaría a la iglesia. ¡Qué felicidad sintió en su corazón!

LA MUÑECA

Nancy tomó prestado el monedero de su mamá y puso allí el resto del dinero; luego pidió permiso para ir la tienda de juguetes. Invitó a Pocha para que la acompañara. Allí compró la muñeca más linda. Todo el año había esperando para comprar esa hermosa muñeca.

EL DINERO QUE SOBRÓ

Después de pagar la muñeca, le sobró algo de dinero. ¿Qué crees que hizo? Compró refrescos, galletas y choco lates, pero no para ella misma.

Cuando llegó a su casa guardó la muñeca y fue a visitar a una cieguita que vivía cerca de su casa. Con ella compartió los refrescos y las galletas. Los chocolates se los dio a Paco y Patricia y a unos amigos que jugaban con ellos.

¿QUIÉN GOZÓ MÁS?

¿Cuál de los hermanos gozó más de las monedas que les daba el papá? ¿Pocha, que mascaba chicles toda la semana? ¿Las niñas que compraban revistas con historie tas? ¿Carlos, que compraba caramelos y chocolates? Creo que fue Nancy. Gracias a sus ahorros pudo comprarse algo bonito en Navidad.

¿SABES AHORRAR?

¿Y tú? ¿Qué haces con las monedas que recibes? ¿Gastas todo en caramelos o has aprendido a ahorrar? ¿Sabías que la Biblia habla de los ahorros? Allí dice que quien ahorra, poco a poco se enriquece. ¿Qué te pare ce si para el año que viene haces un plan de ahorros? ¿Hay algo que te gustaría comprar? Decide que en vez de gastar tu dinero en caramelos y chocolates lo vas a ahorrar. No solo vas a poder comprarte algo de valor sino que cuidarás también tus dientes para que no se caríen. Tus padres te lo van a agradecer.

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