Cuento / Historia de: El fiador de Tomas

 El fiador de Tomas

 
Pero él fue herido por nuestras rebeliones, fue golpeado por nuestras maldades; él sufrió en nuestro lugar, y gracias a sus heridas recibimos la paz y fuimos sanados. Isaías 53:5 NVI 

En una escuela, no muy lejos de donde   tú vives, había un muchacho que se por taba muy mal. Muchas veces lo aconsejaron y  lo castigaron; pero sin resultado. Por fin, este  muchacho, llamado Tomás, fue expulsado de  la escuela. 

LA SÚPLICA DE LA MADRE 

Al día siguiente la madre de Tomás fue a hablar con el profesor para pedirle que admitiera  de nuevo a Tomás. 
–No es posible –dijo el profesor–. Su mal  ejemplo hace que los otros niños se porten  mal. No puedo permitir que vuelva. 
–Pero, señor, ¿Qué será de él? –suplicó la  madre de Tomás–. Si usted no vuelve a admitirlo irá de mal en peor, y no sé qué será de su  vida. ¡Tenga compasión de esta pobre madre! 
Ella siguió suplicando hasta que el profesor  se conmovió. 

UNA BUENA IDEA 

El profesor sabía que si admitía de nuevo a  Tomás habría muchos líos. Al fin le vino a la  mente una buena idea. 
–Si vuelvo a admitir a Tomás –dijo el profesor,  dirigiéndose a los demás muchachos–, ¿hay  alguno de ustedes que quisiera ser su fiador? 
Reinó un profundo silencio, y sólo se oían  los sollozos de la madre de Tomás. 

UN FIADOR PARA TOMÁS 

De pronto se oyó una vocecita que dijo: –Yo, profesor. 
Se trataba de Manuel, un niño de diez años. –¿Tú, Manuel? –preguntó el profesor. ¿Sa bes lo que es ser fiador de tu compañero? –Sí, profesor. Si él se porta mal yo seré  castigado. 
–¿Estás dispuesto a ser castigado en vez de  Tomás? 
–Sí, profesor –dijo Manuel, y miró pensativo  al desobediente Tomás. 
Manuel se preguntaba cuántas veces lo castigarían por las maldades de Tomás; pero estaba  dispuesto. Él era un niño de muy buen corazón. 

SENTADOS JUNTOS 

–Bien, pues –dijo el profesor–, que Tomás se  siente a tu lado. 
La madre dio una mirada de mucho agrade cimiento a Manuel y salió del salón. El mucha cho incorregible se sentó al lado de su fiador. 
Ese día no hubo castigo para Manuel; tampoco al día siguiente, ni al siguiente. 

UN GRAN CAMBIO 

Desde el día en que Manuel aceptó ser su  
fiador, hubo un gran cambio en Tomás. Cada  vez se portaba mejor. Para Tomás fue una  cuestión de honor que su pequeño fiador no  fuera castigado por culpa de él. 
Lo que no habían podido hacer las amonestaciones y los castigos del profesor, ni las lágrimas de su madre, lo hizo el pequeño fiador. 

GRANDES AMIGOS 

Tomás y Manuel se hicieron grandes amigos. Tomás nunca olvidó la gran bondad de  Manuel, que se había arriesgado por causa  de él. Siguieron como amigos todos sus años  en la escuela y Tomás nunca dio motivo a que  Manuel fuera castigado. 

TU PROPIO FIADOR 

Tú tienes un fiador. Es el Señor Jesús. Así  como Manuel estuvo dispuesto a tomar el castigo en vez de Tomás, Jesucristo fue castigado  en tu lugar. 
Jesús murió en la cruz para perdonar tus  
pecados. Él tomó el castigo por todos nosotros.  La Biblia dice que Jesús 

⚫ fue herido por nuestras rebeliones, 
⚫ fue golpeado por nuestras maldades,  
⚫ sufrió en nuestro lugar, y 
⚫ gracias a sus heridas recibimos la paz.  

JESÚS TE PERDONA 

Cuando pides perdón a Dios, Él te perdona.  ¿Sabes por qué? Porque Jesús fue castigado  en tu lugar. ¿Le has dado gracias por ser tu  fiador? 

FIADOR: persona que voluntariamente se hace responsable del cumplimiento de las obligaciones de otra.

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