El misionero Tomas
«Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.» Hechos 1:8 nvi
Viajar. ¿Has viajado? ¿Te gusta viajar? Hay muchos medios para viajar. En auto, en ómnibus, en tren, en barco, en lancha, en avión, hasta en cohete para ir a la luna. También se viaja a pie, por ejemplo en
la selva o en las alturas de las montañas.
Hoy quiero contarte del misionero Tomás. Un misionero es alguien que predica la Palabra de Dios. Antes de ir al cielo Jesús dio un encargo a sus discípulos, los apóstoles, de que vayan por el mundo a predicar el evangelio.
PODER PARA SER TESTIGOS
Jesús prometió que enviaría el Espíritu Santo y que recibirían poder para ser testigos. Ese poder vino en el día de Pentecostés, cuando fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en nuevas lenguas. Las lenguas eran idiomas que no habían aprendido y que el Espíritu Santo les daba que hablen para anunciar las maravillas de Dios.
En la Biblia leemos de los apóstoles Pedro y Juan que salieron a predicar. Gran parte del libro de los Hechos relata los viajes del apóstol Pablo. ¿Qué de los otros apóstoles? No tenemos relatos en la Biblia acerca de ellos pero podemos leer referencias en libros de historia.
EL APÓSTOL TOMÁS
Hoy aprenderás lo que hizo el apóstol Tomás. A Tomás se lo conoce porque dudó de que Jesús había resucitado. Él dijo que si no veía las marcas de los clavos en las manos de Jesús, y no metía su dedo en las marcas, y no ponía su mano en el costado de Jesús, no creería. Cuando Jesús se presentó a Tomás, lo único que él pudo decir es: «¡Señor mío y Dios mío!» Desde ese día, Tomás no dudó, sino que quiso anunciar a todos que Jesús había resucitado.
¿Cómo se difunden hoy las noticias? Tenemos periódicos, computadoras, televisores, radios, teléfonos, libros… En esos días, hace más de dos mil años, no había nada de esto. La gente podía escribir una carta pero tomaba meses en llegar a su destino.
Tomás vivía en la pequeña nación de Israel. Él quería que la gente de la India oyera las buenas noticias acerca de Jesús. En lugar de mandar una carta, decidió ir en persona. Pero viajar no era fácil. No había autos, trenes ni aviones. Tomás podría viajar en burro, a caballo, en camello, o podría viajar a pie. También podría navegar en barco. ¿Cómo crees que viajó? 5.000 KILÓMETROS Si tienes un mapa, busca el país de Israel. De allí marca una ruta a través de lo que hoy es Siria, Iraq, Irán, Afganistán y Paquistán, hasta el sur de la India. La distancia de Jerusalén, la capital de Israel, a Bangalore, India, es
de casi 5.000 kilómetros.
Haz un experimento. Camina un kilómetro y mide cuánto tiempo demoras. Multiplícalo por 5.000. Ese es el tiempo que te llevaría caminar de Israel al sur de la India. Digamos que caminaras un kilómetro por hora, y ocho horas por día. ¡El viaje sería de dos años!
Para Tomás no fue fácil hacer ese viaje. Pasó por lugares donde no conocía el idioma ni las costumbres. Puede haber pasado días sin comer. Quizá se encontró con ladrones por el camino. Tomás tenía un solo deseo, de que en la India también conocieran el evangelio; por eso no se desanimó por el camino.
TOMÁS FUNDÓ SIETE IGLESIAS
Tomás dejó a su familia y a sus amigos, y arriesgó su vida para predicar en la India el evangelio de Jesús. Tal vez alguien de su familia fue con él. No lo sabemos. Hoy los misioneros viajan con su familia cuando van a otros países a predicar el evangelio.
Tomás fue a Kerala a predicar. En los libros de historia se puede leer que Dios hizo muchos milagros por medio de Tomás. Se dice que él fundó siete iglesias en el sur de la India. Un grupo de gente, los narran, dicen que sus antepasados conocieron a Jesús por medio de Tomás.
MURIÓ COMO MÁRTIR
¿Piensas que todos estaban contentos de que Tomás les predicara el mensaje del evangelio? No todos. Tomás murió como mártir. Sus enemigos, que no querían saber nada de Jesucristo, lo mataron con una lanza. Mártir es una persona que padece muerte por amor de Cristo y por defender su fe cristiana, o por defender otra causa.
Jesús nos llama a todos a ser sus mensajeros. No tienes que viajar a otro país para ser misionero. En tu hogar, en tu escuela o en tu vecindario sé un fiel testigo de Jesús.