Cuento / Relato de: La niña adoptada dos veces

La niña adoptada dos veces

Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo... En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo. Efesios 1:4,5 NVI

Marisol le encanta columpiarse. Al elevarse alto, más alto, se olvida de sus penas. En el columpio se siente libre; como si pudiera volar. Es un día de hermoso. El sol brilla sobre un cielo despejado y los pajaritos trinan sus alegres melodías. Pero Marisol no ve la belleza; está triste y enojada. Está rebelde. 
Sus hermanas la llamaban para que juegue con ellas; pero Marisol no quiere jugar. 
Últimamente, ella no quiere participar en nada. Y nada le importa. No hace sus tareas en la escuela y tampoco en la casa. La palabra más popular de su vocabulario es: ¡NO! Marisol vive en un hogar feliz. Sus padres y sus hermanas la quieren. Tiene ropa bonita;  tiene juguetes; tiene una cama con una almohada suave; y nunca necesita pasar hambre. 
¿Cuál es el problema de Marisol? Hace un tiempo  se enteró de que sus padres en realidad no son sus  padres y que sus hermanas no son sus hermanas. Esto  es lo que la tiene muy enojada. ¡Marisol es adoptada! 

LA ADOPCIÓN 

¿Qué significa ser adoptado? Cuando alguien te adopta,  te recibe en la familia como si fueras un hijo o una hija «de  verdad». Recibes el apellido de tu nuevo papá, tienes los  mismos privilegios y responsabilidades que los hijos nacidos  en la familia, y tienes derecho a la misma herencia. 
Marisol sabe todo esto; pero igual está triste y enojada.  Está rebelde. ¿Por qué sus padres la abandonaron? ¿Por  qué ella ahora tiene otros padres? ¿Dónde están sus verdaderos padres? Todo esto se le ha hecho un enredo. 

UNA NIÑA ESCOGIDA 

Cuando Marisol se quejó de ser adoptada, su papá le dijo: –Hijita, yo soy tu papá. Tu mamá y yo te escogimos entre  muchos otros niños para que seas nuestra hija. Te amamos. 
Eso de haber sido «escogida» es lo que más le molesta.  Le parece que es como cuando su mamá va al mercado y  escoge entre los melones el que le parece mejor. 
–Yo no quiero ser escogida –dice Marisol entre sollozos–.  Quiero ser una hija «de verdad». Quiero vivir con mi familia. Eso es imposible, porque nadie sabe quiénes son los  padres de Marisol. A ella la abandonaron a la puerta de un  orfanato y allí es donde fue «escogida». 

LA FAMILIA DE DIOS 

Un día el papá de Marisol le explicó acerca del amor de Dios, de cómo nos ha escogido para que seamos sus hijos. Todos los que somos de su familia hemos sido adoptados. Le contó lo que el apóstol Pablo escribió en una carta a los hermanos en Éfeso acerca de la adopción. Antes de que Dios creara el mundo nos «escogió», y decidió que por medio de Jesucristo nos adoptaría como hijos suyos. 

LA COSTUMBRE EN ÉFESO 

Los hermanos en Éfeso fácilmente comprendieron lo que Pablo les escribió. En Éfeso muchos eran adoptados.  
Cuando nacía un niño (o una niña) los padres lo miraban para ver si se quedarían con él. Si no  querían criar a su hijo, lo llevaban a un lugar designado fuera de la ciudad y lo dejaban allí; entonces  cualquiera podía adoptarlo.  Había leyes para proteger a esos niños. Si alguien  adoptaba a un bebé, era para siempre; no podía arrepentir se. Pase lo que pase, un niño adoptado siempre era parte de  la familia que lo había adoptado. 
Quizás algunos de los que recibieron la carta de Pablo  habían sido adoptados, porque sus padres los abandonaron.  Ellos entendieron perfectamente el amor de Dios. Si Dios los  había adoptado, ¡verdaderamente pertenecían a su familia! 

ADOPTADA POR DIOS 

¿Será que mamá y papá me quieren «de verdad»? se  preguntaba Marisol. Ella no quería portarse mal; no quería  ser rebelde; no quería ser descuidada en la escuela. Pero estaba confundida. ¿Podía aceptar a su familia adoptiva? Cuando Marisol comprendió que Dios la amaba y quería  adoptarla como su hija por medio de Jesucristo, ella «escogió» recibir a Jesús como su Salvador. Marisol ahora puede  decirle ¡Abba! ¡Padre! a Dios; esto es como decirle «Papá». Marisol sigue columpiándose. Alto, más alto; alto, más alto.  Todavía es difícil para ella aceptar que es adoptada; aunque  sabe que sus padres y sus hermanas adoptivos la aman. Lo que sí sabe de todo corazón es que Dios la ha escogido  como su hija. En realidad, ¡ha sido adoptada dos veces! 

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