Cuento / Relato de: La Biblia empolvada

La Biblia empolvada

–¡Lluvia, lluvia, lluvia! ¿Por qué tiene que llover hoy día también? Andrés estaba de vacaciones y no dejaba de quejarse por la lluvia. 
–¿Qué voy a hacer todo el día? Mejor es no tener vacaciones –siguió comentando muy de mal humor. 
–No te quejes tanto –le dijo su hermana mayor–. Los campesinos están contentos por la lluvia. Así tendrán buena cosecha. 
–A mí no me interesan los campesinos. Quiero salir a jugar. 
–Tal vez no les des importancia hoy, pero si mañana no hay comida eso no te va  a gustar Deja de quejarte y arregla los juguetitos rotos de Jaime. 
–Jaime es muy descuidado. No me gusta arreglar  sus juguetes rotos. 

EL REGALO EMPOLVADO 
La mamá de Andrés había escuchado la conversación sin intervenir, pero ahora dijo: 
–Me parece que estás de muy mal humor, hijo.  Creo que sería bueno que leas la Biblia que te regala ron en la escuela dominical. Está toda empolvada. 
–Y, ¿Qué bien me va a hacer? Me voy a aburrir aún  más –contestó desganado. 
–Si te dieron un regalo tan lindo en la Navidad creo  que debes usarlo. Hay muchos niños que desean  tener una Biblia y no la tienen. Puedes leer mientras  deja de llover. 

DESPUÉS DE DOS HORAS 
Tan disgustado estaba Andrés que no quiso escuchar los consejos de su mamá. 
Pasó dos horas vagando de aquí para allá, molestando a su hermana y dando pellizcos a su hermanito. Al fin sacó la Biblia del armario. Realmente estaba  empolvada. ¡Qué vergüenza! Andrés estaba seguro  de que no se la habían regalado para que la tuviera  guardada. 

UNA BIBLIA HERMOSA 
Era una Biblia hermosa que había recibido en la escuela dominical; una Biblia de pasta negra con cierre relámpago. La abrió y empezó a hojearla distraídamente. Buscó el versículo que le habían dado de recuerdo: «La sabiduría comienza por honrar al Señor» (Proverbios 9:10). 
Andrés recordó lo que había dicho su maestro, que confiar en Dios da seguridad y gozo. Siguió leyendo unos versículos más y se dio cuenta de que es muy interesante leer la Biblia. 
–Creo que debo leer un poco cada día –dijo Andrés–. No dejaré que se empolve mi linda Biblia. 

SE OLVIDÓ DE LA LLUVIA 
Después de leer por un buen rato tomó uno de los  juguetes rotos de Jaime para arreglarlo. 
El mensaje de la Biblia había hecho un milagro en  Andrés. Ya no estaba ni aburrido, ni molesto, y se había olvidado totalmente de la lluvia. 
Cuando terminó de arreglar el juguete de Jaime le  pidió perdón por haberlo pellizcado. ¡Qué bien le había  hecho a Andrés la lectura de la Biblia! 

LEE LA BIBLIA 
¿Y tú? ¿Lees la Biblia?  
La Biblia es el libro de Dios que nos indica el camino que lleva a la vida. Todo lo que necesitas saber para  llevar una vida que agrada a Dios está en la Biblia. 
Lee todos los días la Biblia. Si no tienes una Biblia,  haz todo lo posible por conseguir tu propio ejemplar.  Comienza la lectura en el Nuevo Testamento. Marca  con cuidado los versículos que quisieras recordar. Nunca dejes que se empolve tu Biblia. 
«Tu palabra es una lámpara a mis pies  y una luz en mi camino.» Salmo 119:105, DHH

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